Un gusto

Miércoles.
Apenas 17 horas habían pasado en febrero.
Parada, espero, bondi, subo, viajo, llego, bajo.
Lugar: feria.

Objetivo: Pantalón de hilo color beige.

Razones: Lo quiero y hay 500 pesos en mi billetera que quieren (y pueden) ser gastados.

Comienza el recorrido.

Yo: "Disculpá, estoy bscando un pantalón de hilo color beige."

Vendedor1: "Por el momento no tengo."

Yo: Gracias.

Yo: "Disculpá, estoy bscando un pantalón de hilo color beige."

Vendedor2: "No me quedan."

Yo: "Gracias."

Yo: "Disculpá, estoy bscando un pantalón de hilo color beige."

Vendedor3: "¡¿De hilo?!."

Yo: "Sí... en color beige."

Vendedor3: "Nada."

Yo: "Gracias."

Y así en por lo menos veinte puestos diferentes.

¡Me rindo!

Camino por 18 hacia mi casa.

Puteo, fumo y vuelvo a putear.

¿Será posible?... Una vez que puedo darme un gusto resulta que en realidad... No puedo.

¡¡Mierda!!

Se multiplican las ganas de darme un gusto.

Camino...

Una...

Dos...

Tres...

Quince cuadras.

Lugar: Galería.

Objetivo: Piercing.

Razones: Lo quiero, hay 500 pesos en mi billetera que quieren (y pueden) ser gastados, acabo de fracasar en un intento de regalarme algo y me quedé con la sangre en el ojo.

Yo: "Disculpá, estoy averiguando por piercings para la lengua."

Vendedora: "¿Te querés hace uno?."

Yo: "Si me animo..."

Vendedora. "Bien, mirá te cuento: En caso que te lo hagas tenés que tener en cuenta que por unos cuantos días no vas a poder fumar, ni tomar alcohol, ni comer nada sólido, tomar mucho líquido evitando los calientes, no podés tomar mate y si bien al perforarte no te va a doler el problema son los días posteriores en los que la lengua se te va a hinchar y te va a doler un poco."

¡¡¡La concha de tu puta madre!!!... ¿No se supone que tenés que intentar convencerme de hacérmelo?...

Yo: "¡Chan!"

Vendedora: (Risas).

Pienso: ¿Que hago?... mmmmm... ¡¡¡má' siiiiií!!!

Yo: Me lo quiero hacer.

Subimos a una piezita.

Ella se pone guantes de latex.

"Sacá la lengua"

Me rocía un líquido con un gusto inmundo al que se suma el del papel de cocina que me frota por la lengua.

"Podés cerrar la boca"

Ella me hablaba pero admito que no escuché todo lo que dijo...

Sí... estaba cagado.

"Sacá"

Me hace algo con un drypen agarrando mi lengua con la mano enguantada (los sabores inmundos seguían sumándose).

"Cerrá"

Abre un paquetito chiquito de donde saca una aguja enorme.

Hace un chiste acerca de la aguja...

(¿Por qué siempre hacen eso?... Cuando te van a vacunar, cuando te sacan sangre, cuando te van a tatuar... ¡¡¡Siempre!!!... Sí, ya sé que me vas a pinchar y/o perforar, de hecho el cagazo que tengo es justamente por eso... no es necesario que además hagas comentarios sobre el hecho... y si pensás que ayuda a relajarse y tranquilizar... ¿Sabés qué?: ¡¡¡NO ES ASÍ!!!... todo lo contrario.)

"Sacá"

Ahora para completar la gama de sabores se le suma el del metal: me agarra la lengua con una pinza...

¡¡Estoy entregado!!...

¡¡¡Estoy re cagado!!!

Y sin avisarme... ¡¡ZAK!!... me perfora.

Me agarró tan desprevenido que no me dio tiempo a sentir el dolor insoportable que imaginé durante 10 eternos minutos.

Me da un par de papeles de cociona: "Por las dudas si salibás; termino de esterilizar la pieza y te la coloco."

"¡¿Por las dudas?!... ¿Viste ese pibe que está pálido del susto, con los ojos deorbitadamente abiertos, tenso, con la lengua para afuera atravesada por una aguja?; Bueno... ¡¡¡SOY YO!!! ¡¡¿Cómo querés que no me babee?!!"

Mientras termina lo que está haciendo (vaya a saber uno qué es) me dice, de espaldas a mí, muy horonda: "¡Ah!, y no te dije, por un tiempo nada de besos de lengua ni sexo oral."

"¡¡Que hija de siete mil putas!! (Pienso)... Se te habían pasado por alto esos dos pequeños "no"..."

Y bué... ya está todo el pescado vendido, ¿qué viá' hacer?...

Viene hacia mí con la piueza en la mano y finalmente me la va a colocar, no sin antes decirme, así, como al pasar: "¡Ay!... te sangra... ¡Que raro!, por lo general no sangra."

"¡¡¡Ah, bárbaro!!!... me dejás mucho más tranquilo."

"Entrá"

"Y finalmente... ¡Listo!."

"Sacá"

"¡¿Hay más?!"... Sí, me vuelve a rociar, esta vez con un líquido más asqueroso que el primero.

Ahora sí, listo.

Vendedora: "Decí ferrocarril"

¡¡¿Lo qué?!! (Pienso)

Yo: "Ferrocarril"

Vendedora: (Carcajada) "Por ahora hablás bien."

¡¡Qué simpática!!... ¡¡¡Se me caga de risa en la cara!!!...

Bajamos, le pago y el bla, bla, bla posterior característico.

Me estoy llendo cuando la mina se despide diciéndome: "Compráte una coca-cola o algo así, porque puede que te baje la presión y te desmayes..."

No respondo y empiezo a caminar más rápido, huyendo de aquella mujer.

La lengua se hinchó y fueron cinco días de incomodidad en todo sentido.

Pero bueno... Sarna con gusto, ¡¡no pica!!.